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Un vistazo al infinito que habitamos


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Lei una articulo en el Diario la Nacion

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota ... id=1094662

que fuera escrito por Santiago Kovadloff y crei interesante hacerselos llegar por este medio.

En el 2009, "Año Mundial de la Astronomía".)

A merced como vive de sus conflictos, apremiado por la tensión diaria que le imponen, por un lado, la lucha por la subsistencia y, por el otro, un futuro plagado de incertidumbres, el hombre de hoy, huérfano de convicciones orientadoras, se muestra casi siempre sordo al llamado que le formula la más enigmática de sus circunstancias: la de ser un habitante del infinito.

No hay paradoja metafísica mayor que ésta, ya que evidencia que el hombre ocupa un lugar en lo que, radicalmente considerado, carece de medida y forma, aun cuando, con más presunción que conocimiento, se designe a ese imponderable con la palabra cosmos. El hombre es, ciertamente, alguien que en alguna "parte" está y, a la vez, una criatura inubicable, puesto que, en la medida en que "habita" en el infinito, no se encuentra en ningún lugar.

El hecho es que, ya sea bajo el peso que lo abruma y desorienta cuando en la noche sus ojos encuentran la inmensidad del cielo o cuando lo domina la fascinación de lo que a simple vista observa, el hombre común (y común, en este orden de cosas, somos la inmensa mayoría) poco y nada sabe de astronomía.

Acaso por eso, la Unesco, cuyas más altas responsa! bilidade s son la educación y la cultura, se propuso ayudar a revertir tal limitación y declaró, a 2009, "Año Mundial de la Astronomía".

La idea es alentar el arraigo y la difusión, entre profanos, de esa pasión todavía minoritaria que consiste en explorar, mediante el empleo de un telescopio, al menos algunos indicios de eso que Borges llamó "el inconcebible universo". No faltarán, además, charlas y talleres sobre el tema, que se llevarán a cabo en más de 130 países.

El propósito es llegar a unas 10 millones de personas. La cifra puede impresionar como ambiciosa pero en verdad resulta insignificante si se la coteja con el número de habitantes del planeta que deberían estar en condiciones de respaldar con su entusiasmo esta maravillosa iniciativa, que honra, ciertamente, la hazaña cumplida hace 400 años por Galileo Galilei.

No sabemos de ninguna otra especie, a excepción de la nuestra, que esté dotada para el ejercicio de la contemplación. Es cierto que el hom! bre, por lo menos el occidental contemporáneo, no parece muy proclive a cultivar esa aptitud, enquistado como suele andar en una relación casi exclusivamente instrumental con cuanto lo rodea.

No obstante y pese a todo, propensos como somos a la curiosidad, el asombro y a la eventual indagación de aquello que nos extraña, seguramente la Unesco logrará su generoso propósito y serán incontables los corazones que saldrán conmovidos y beneficiados por su formidable iniciativa, que es también, hay que decirlo, la de la Unión Astronómica Internacional y las Naciones Unidas.

Quiero recordar, para ir terminando, que entre los incontables bienes que nos legó Aristóteles figura esta evocación, compuesta, al parecer, en su juventud: "Dicen que cuando le preguntaron a Anaxágoras por qué se debe preferir el nacer y el vivir al no nacer, respondió la pregunta así: Por ver los cielos y las cosas que hay en ellos, las estrellas, la luna y el sol y el orden todo del universo"! . En términos menos inspirados, lo que subraya el filósofo es ! que el h ombre y sólo él, hasta donde sabemos, tiene ocasión de ensanchar, y por lo tanto de enriquecer, la percepción del misterio que él mismo encarna mediante la observación de ese otro misterio -el celestial-, que lo circunda y en el que está inmerso.

Por último, y más cerca en el tiempo de nosotros, está lo que decía Saint-John Perse. Ese poeta mayor de la lengua francesa, consideraba que la ciencia y la poesía eran "dos hermanas ciegas de nacimiento" lanzadas a explorar, cada una con su propio instrumental, dos oscuridades convergentes: la de la noche cósmica y la del alma humana.

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Muy reflexiva la nota. La verdad que tuve la oportunidad de escuchar varias veces a

Santiago Kovadloff sobre otras cuestiones y como en esta oportunidad se puede apresiar su calidad de analisis. Totalmente recomendado leer su bibliografia. Saludos

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